En mi mundo,

la paz y la guerra se dan la mano.

El sol sale por el oeste

y le da una patada al mal tiempo.

En mi mundo,

Rajoy es el protagonista de un cómic,

Bin Laden es un personaje de Disney

y  la Cenicienta la dueña de la luna.

En mi mundo,

las calles no tienen nombre,

no son de nadie,

ni si quiera hay aceras.

En mi mundo,

las nubes bajan a jugar con el mar,

la arena es de color rosa

y las flores se confunden con las olas.

En mi mundo,

no existe la avaricia,

ni la maldad,

ni la envidia,

ni la soledad.

En mi mundo,

los diccionarios son la puerta

de la sabiduría.

Jamás encontrarás ninguna definición.

En mi mundo,

no existen los espejos,

ni el maquillaje,

ni la talla 34.

En mi mundo,

los toros viven en libertad,

las focas juegan sin miedo en el hielo

y los cazadores son solo leyendas urbanas del pasado.

En mi mundo,

no existen cárceles ni prisiones,

las puertas no tienen cerraduras

y las tarjetas de crédito no tienen pin.

No hace falta.

Mi mundo no entiende de dudas,

no entiende de hambre,

de pobreza,

no entiende de tí.

En mi mundo,

los caracoles rojos

abrazan las mañanas más frías.

Se ríen.

En mi mundo,

la lluvia aparece cuando la llamas.

Pídele una cita

y te llenará de luz.

En mi mundo,

las farolas silban,

los nazis juegan con los judíos

y los talibanes aman la vida.

En mi mundo,

no existen sexos,

no hay hombres ni mujeres.

Solo hay personas.

No existen los colores ni las banderas,

no hay democracia ni dictadura.

Ni si quiera hay un centro comercial.

En mi mundo,

en mi maldito mundo…

solo estoy yo.

Intentando convencerme

de que algún día,

este puto mundo,

será un lugar mejor…

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