Recuerdo la primeras veces que me iba de viaje y casi que necesitaba dos maletas para llevar todo lo que creía importante. Las pasaba canutas para poder cerrarla y mi frente quedaba empadada de sudor cada vez que tenía que viajar o ir a algún lugar.

Cuánto ha llovido desde entonces y cuánto tiempo ha pasado…Ahora mi maleta es más pequeña ya que cada vez necesito menos cosas para viajar, necesito menos cosas para ser feliz y eso, te ahorra muchos quebraderos de cabeza.

Hace casi tres años que vivo fuera de mi casa. Tiempo en el que he aprendido tanto, tantísimo. Un tiempo donde he crecido, he soñado, he llorado, he cumplido sueños, he reído, he bailado, he disfrutado, he amado y he descubierto cosas de mí misma que jamás creí posibles. He conocido a gente maravillosa y a gente que no lo ha sido tanto. He conocido otras culturas, desde Londres hasta Japón. He aprendido a vivir de otra manera a la que estaba acostumbrada. He aprendido idiomas aunque ya los haya olvidado…He vivido cosas increíbles y mi maleta, aunque cada vez es más pequeña en espacio material lo es cada vez más grande en riqueza espiritual.

Cuando estás lejos de casa todo se ve diferente. No sé si es la realidad pero todo se ve de otra manera. Valoras más lo que dejas atrás, aprendes a querer aún más si puedes a tu familia y añoras hasta las riñas de tu madre y los consejos que tanto me molestan a veces, de mi padre. Darías cualquier cosa por estar con ellos, tomando algo en una terraza, dando un paseo por la playa o viendo la telenovela de las cinco con tu abuela o la ruleta de la fortuna con tu abuelo. Son esas pequeñas cosas las que hoy, añoro tanto y las que día a día echo tantísimo de menos.

También he aprendido a valorar y a no hacerlo, todas esas cosas que antes me torturaban. A lo largo de este tiempo he hecho muchos amigos pero también otros tanto se han quedado atrás. Te das cuenta de quién te quiere y quién no. Quién se preocuopa por tí y quién no lo hace y eso duele cuando de personas a las que querías y dejaste atrás con la etiqueta de mejores amigos hoy ya no lo son. Y eso te hace más fuerte, aprendes a darle importancia a las cosas que realmente lo merecen y aprendes a darle el lugar a cada uno de esos amigos, conocidos, o simplemente personas que pasaron por tu vida.

Muchas veces me he sentido sola, muy muy sola. Y aunque la gente tiene la facilidad de juzgar, apuntar con el dedo, hablar gratuitamente como si fueran expertos de la más pura prensa rosa al estilo urbano, no tienen ni idea. Pero esos días han pasado y hoy me siento fuerte, muy fuerte. Me quedo con el amor de mis padres, de mi familia, de los amigos verdaderos y sobre todo, me quedo conmigo misma. Porque a pesar de haber vivido todo lo que estoy viviendo, haber pasado por todas las experiencias que estos últimos años me respaldan puedo decir orgullosa que sigo siendo la misma. Con más arrugas debajo de mis ojos pero sigo siendo la misma, 3 años mayor, 3 años reforzada y 3 años más feliz…

2 comentarios en “Mi maleta y yo

  1. Cuanta razón!!!
    Yo también he vivido fuera de casa, en otro país.
    Ahí es cuando sabes quién realmente está ahí y LA FAMILIA no falla. Los amigos los contaba con una mano.
    Es triste, pero aprendes de ello!! Te haces más fuerte.
    Y encima yo que soy una persona que lo doy todo por lo demás… Pues duele más.
    En fín, mi experiencia no la cambio por nada.
    Saludos ;D

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