
Hoy quiero escribir diferente, sin poesía, sin metáforas. Hoy quiero hacer una crítica en toda regla sobre algo que me preocupa. Me preocupa mucho.
Anoche viendo la tele, (por suerte no suelo hacerlo mucho) vi el programa Top Chef emitido en Antena 3 y encabezado por el gran Alberto Chicote. Más allá de respetar profundamente la profesión de un «chef» y todo lo que ese mundo engloba, no pude evitar pensar en una cosa. ¿Cómo es posible que en este país (España por si a alguien se la ha olvidado) hayan niños que solo tienen la posibilidad de comer una vez al día y paralelamente se emita un programa de televisión, donde aparte de invertir una millonada, cuestionan la calidad de los platos basándose en AUTÉNTICAS GILIPOLLECES? Críticas como «este foie de pato no es lo suficientemente cool» «las verduras podrían estar más cocidas» «le falta textura a la crema» «este plato es una mierda» ¿ESTE PLATO ES UNA MIERDA? ¿Te digo yo lo que es una mierda de verdad?
Lo que es una mierda de verdad es que, mientras muchos niños españoles no tienen ni un bocadillo para echarse a la boca, tú me estés dando a mí lecciones de cocina y despreciando platos de esa forma. Que un niño y muchos españoles, darían la vida por tener la mitad de un plato de esos que tú criticas tanto. Me horroriza ver a esos comensales de jurado que parecen salidos del más refinado convento de los buenos modales, y para lo único que abren la boca es para decir estupideces acerca de sus patéticos gustos culinarios. Que esa gente, posiblemente, no tienen nietos, sobrinos ni hijos que pasan hambre. Que esa gente expone sin piedad ninguna ante millones de españoles «no me gusta, le falta cocción y esta salsa no es adecuada para el contraste de sabores que has querido darle» ¿Qué no te gusta? Como se nota que tú no has pasado hambre. Y ojo, yo por suerte tampoco. Pero eso no me hace indiferente. Eso no me hace mirar para un lado y hacer como si nada. Eso no evita que me sienta desgraciada y engañada, viendo como mis impuestos se disfrazan de ego, y de un estúpido baile lleno de marionetas de cartón.
¿Por qué no invierten todo ese dinero en comida para todos esos niños españoles que no tienen qué comer?
¡Cocineros de España! ¡Por favor! Usen vuestra creatividad, vuestro amor por la cocina, por la comida para ayudar a los demás. Nos necesitamos más que nunca. Las personas necesitan de personas. La individualidad nos hace débiles y la unión nos haría fuertes. Es momento de transición, es momento de invertir en lo verdaderamente importante. Ya no valen las excusas, ya no vales los «para luegos» y ya no vale mirar a un lado. ¡A mi ya no me vale! Aportemos cada uno nuestro granito de arena. Comamos menos de lo que comemos y demos al de al lado la mitad de nuestra ración. Muchos de nuestros cuerpos nos lo agradecerá. De verdad, no es tan difícil. No pueden reírse de nosotros de esta forma. No pueden hacernos creer que eso es lo justo, lo real, lo auténtico. No podemos irnos a la cama pensando que eso está bien y no se nos puede hacer la boca agua con esos maravillosos platos que preparan, habiendo gente que lo único que tiene para echarse a la boca es la imaginación y la esperanza de que algún día, su nevera estará llena.
Habrán opiniones para todo. Habrá quién me hable de otros temas también importantes, habrá quién de esto haga demagogia y habrá quién simplemente le de igual que gente y niños a su alrededor, pasen hambre. Porque siempre nos vendieron a la pobre África que lamentablemente aún vive anclada en la miseria. Pero de lo que nunca nos hablaron ni imaginamos es que, España también es África. Y de que en España también hay niños que no tienen que comer.
¡Recoge tus cuchillos y vete! Vete a otra parte y usa el don que te dieron de la cocina para dibujar sonrisas en los platos de todos esos niños, que posiblemente nunca podrán comer esos manjares que tú hoy cocinas para otros.
Ya otro día te hablo de Gran Hermano.

Replica a Tommy Cancelar la respuesta