qué te pareceSe llama Alexis González, les hablé de él cuando publiqué «Entrevista a Floricienta» y lo cierto es que ha sido, como él me dice a mí, mi mejor descubrimiento en este 2014. Hoy quiero presentarles uno de sus maravillosos posts que escribió hace poco. Me conmocionó tanto, que no dudé ni un segundo en compartirlo con todos vosotros.

Les invito a que lo conozcan y sigan su trabajo ¡Les encantará!

Su blog: ¡Qué te parece!

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Relaciones-altamente-tóxicasSi existen, vivimos relaciones altamente tóxicas, complicadas, enrevesadas; pero no te creas que te estoy hablando del amor de pareja, sexual, íntimo y de matrimonio. Te hablo del amor y las relaciones en todos sus ámbitos.

Recientemente una buen amiga me dijo “yo creo que desde que una relación, sea cual sea, comienza con discusiones, choques y enfados, eso no va a ninguna parte. Las cosas deben fluir por naturaleza, sino fluyen, es que no tienen razón de ser”.

Que verdad más grande. 

Para mí, todo esto parte de algo que hemos pasado por alto: nos queremos muy poco, nada o directamente nos queremos mal. Tenemos una carencia mundial y bestial de cariño, de afectos, de expresar lo bueno que tienen los demás y lo que nos aportan, además de que tampoco nos han enseñado a recibirlo, tanto que nos extrañamos cuando lo hacen, cuando dar afecto, tener buenas palabras y alegrarnos por alguien se supone que tiene que ser lo natural.

¿Acaso no te ha pasado aquello de “no le voy a decir eso, no vaya a creer que quiero algo de él/ella” o aquello otro de “buf, si le digo eso, se me va a subir a la chepa y entonces ya no hay quién lo pare”. Sucede, todos los días.

También podemos hablar del lado contrario; ese ego inflado de: “ah mira lo que me ha dicho, la tengo o lo tengo a mis pies”. Sí, también sucede todos los días.

Por no decir aquellos que ni siquiera expresan sus emociones por miedos, egoísmo, soberbia, prejuicios o simplemente porque son imbéciles emocionales, (que de esto último hablaré en otro post).

Creemos que querernos en exceso es autoestima, cuando resulta ser todo lo contrario, es mediocridad. Quererte “en demasía” no es quererte sanamente, es idolatrarte, y como todo ídolo lleva implícito un vacío que le separa del resto y de si mismo, aislado, desconectado.

Luego está el amor del sano, cuando no se es mezquino, es el querer de una madre, un padre, incondicionales. El de un amigo que te quiere aún sabiendo tus partes más oscuras, el que te acepta tal y como eres. Aquellas personas que han hecho de su vida puro equilibrio emocional, una vida que saben vivirla con relaciones en las que la reciprocidad es su día a día.

 “El amor crece donde la confianza descansa, y el amor muere donde la confianza es traicionada.”

Luego existen los amores altamente fulgurantes, del que mañana “nos queremos casar”, “queremos estar toda la vida juntos”, de esos que rápido vienen, rápido se van.

Amores enfermos, intoxicados, apegados, inseparables, absolutamente tan entrelazados que cuando los despegas, alguna de las partes se rompen. Se destruyen.

Pero claro, como te quieres tanto y no tienes suficiente con tu querer, sigues aguantando y soportando terquedades, imbecilidades, faltas de respeto y un sinfín de sinrazones en una espiral en la cual tú solito te has metido, “porque tú sabes querer”. Si, claro.

Eso es estar por estar, porque “te has encariñado”… Pero eso no por amor.

Para rematar la faena tenemos las publicaciones en redes sociales de forma insondable, como arma arrojadiza a tu propia incredulidad,  intentando engañarte, quieres gritar de cara a la sociedad lo mucho que amas a tu pareja, lo felices que sois, las carantoñas, los selfies, las vacaciones, las muestras de amor en toda su magnitud….

 Pero no muestran las cenas cara a cara, donde la conversación es nula y el silencio es el único ruido ambiental que impera.

“Las relaciones se basan en la confianza y una vez que ésta se daña, no hay vuelta atrás.”

No se elije con quién ni cuándo uno se enamora, ni con quién uno comienza una amistad, ni en qué términos se pueden basar cualquier relación, tampoco sabemos en ninguno de los casos cuando termina…

  • Pero si se puede decidir qué hacer con tu vida, tener una misión, un sentido, un tú.
  • Saber lo que no quieres, para saber lo que si quieres.
  • No justificar lo injustificable, lo dañino, las personas que restan.
  • Saber que puedes estar sólo, pero que también puedes estar acompañado y que en cualquiera de los casos estarás bien.
  • Tener la certeza de que no estás sólo pero aún cuando lo estés, también estarás bien así.
  • Saber que debes firmar un contrato de buen amor contigo mismo, con las condiciones que sólo tu pactes.

Sabes que puedes hacerlo y conseguirlo.

¡¡Quiérete, joder!!

 

Post  original haciendo clic. aquí. 

5 comentarios en “Relaciones altamente tóxicas.

  1. Me ha gustado la idea del contrato de amor con uno mismo. Da igual lo que intentemos cuidar las relaciones con los demás, si no nos autoqueremos bien, el resto de relaciones nunca saldrá bien. Hay que encontrar el equilibrio, igual que alejarse de las personas tóxicas que no aportan nada bueno.

    Brillante artículo Alexis, voy a pasarme por el blog 😉 ¡Un saludo!
    Patri.

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