Hace tiempo que me fui. Posiblemente antes de que notaras el peso de mi ausencia.
Me fui a otro lugar, donde ahora respirar no duele. Un lugar distinto al de antaño. No digo que mejor ni peor. Simplemente me fui a otro lugar donde subyace la memoria de nuestro recuerdo. El letargo anhelado de esas sombras que un día fueron la luz más bonita del mundo.
Quiero que sepas una cosa. Y es que, aunque ya no me veas, aunque nuestros encuentros se sumen en indiferencia y el saludo no quepa en los centímetros del mismo aire que respiramos yo SIEMPRE estaré desde lejos queriéndote. Y alegrándome por tus sonrisas y por tus pasos de algodón.
Porque por mucho que me odies, yo me siento incapaz de hacerlo.
Porque por mucho que digas, te digan, critiques o critiquen, mi pasta siempre fue más de caramelo que de huevo duro. Y aunque la compasión a veces me asfixió más de la cuenta, al final entendí que era el camino y el lugar en el que yo quería vivir.
Y es desde lejos…
Siempre serás mi recuerdo más dulce y amargo. Mi alma hermana a la que quise con todas las fuerzas de mis pestañas y le confié mis cicatrices.
Desde lejos cuidaré de ti aunque tú no te des ni cuenta. Seré la parte invisible de tus pasos y el aire que mimetice tu dolor. Te daré alas cuando la rendición sea más fuerte que tú y te abrigaré en las noches más frías sin ni siquiera tocarte.
Desde lejos te felicitaré en cada cumpleaños y serás uno de mis deseos cuando cierre los ojos y le pida a la Navidad un trozo de felicidad. Desde lejos te echaré muchísimo de menos y buscaré tu mirada y tu contacto ya borrado en mi teléfono móvil para compartir contigo eso que tanta gracia nos hacía. Echaré la vista a un lado y aunque ya no te vea, abrazaré con fuerza la presencia de tu recuerdo que siempre estará conmigo.
Desde lejos dibujaré semanas y atardeceres hasta el final de mis días, y cada vez que consiga alcanzar la cima de una montaña pensaré en ti y en lo orgulloso que te sentirías de mí si me vieras.

Desde lejos caminaré de puntillas sin hacer ruido y aunque hoy ni tú ni yo seamos los mismos, mi corazón siempre tendrá un trocito de ti. Un latido que aunque a veces duele demasiado, me recuerda lo afortunada que fui por haberte conocido. Por haberte querido y por haberte abrazado de manera sincera durante todos esos meses que a mí….me parecieron una vida entera.
De cerca hoy no soy más que un recuerdo amargo, injusto y vestido de un disfraz impuesto inmerecido.
Desde lejos confío y sé que como tú para mí, yo seré esa sonrisa divertida que entre abrazo, beso y vino fue forjándose un tipo de amor de esos que no fueron pareja, ni fueron amigos, ni fueron hermanos. Un tipo de amor como el tuyo y como el mío, que por muchas personas que vengan después, es un tipo de amor insustituible, único y sincero.
Te quiero desde lejos.
Y desde todo lo CERCA que se puede querer a alguien.


Replica a Floricienta Cancelar la respuesta